Luego de la extracción, la primera señal de infección es el sangrado. Normalmente sucede a los dos días. Aunque normalmente no es algo severo, una revisión por parte del dentista es necesaria. El dentista podrá parar el sangrado, darle antibióticos y resolver cualquier otro efecto secundario.

Algunos dentistas prefieren prescribir antibióticos desde antes de la extracción. Aunque posiblemente usted no tenga un absceso, muchos prefieren eliminar cualquier posible infección desde antes de iniciar el trabajo. Lo hacen porque la anestesia local no funcionara igual de bien con infecciones, y toma mucho trabajo y medicina el adormecer el área infectada.

Si el diente debe ser removido urgentemente y no se puede esperar, es posible anestesiar la zona mediante el uso de sedación intravenosa o con gas de la risa. Usted se quedará dormido, así que el dentista podrá trabajar sin inconvenientes.

Aunque las infecciones pueden ser dolorosas y requieran atención urgente, también es posible que no se le prescriban antibióticos en el momento de la extracción. Si su boca está limpia y no tiene muchos gérmenes, la herida podrá ser curada con cuidado básico. Enjuagar su boca con agua salada en los primeros días mantendrá limpio el sitio de la extracción. Siempre y cuando cuide la zona y haga lo que el dentista indique, seguramente no tendrá mayores problemas.

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