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Un tratamiento de conductos es un procedimiento dental con el que todos estamos familiarizados y que además tememos. Cuando alguien más está recibiendo el procedimiento, a la mayoría de nosotros nos parece algo divertido. Cuando una persona pide un tratamiento de conducto, a la mayoría de nosotros, incluidos los dentistas, nos parece muy absurdo, por decir lo mínimo.

Aunque muchos no son conscientes de esto, los tratamientos de conducto han existido durante muchas generaciones. Hace muchos años, las civilizaciones antiguas utilizaron este método para salvar dientes que de otro modo se habrían perdido. Estas civilizaciones ofrecieron tratamientos de este tipo a personas como reinas, reyes, faraones y ricos. Los dientes de los campesinos normalmente se extraían y luego se vendían a los aristócratas.

Hace muchos años, los médicos creían que los gusanos eran la causa de las caries. También creían que había muchas formas de matar a esos gusanos, incluyendo enjuagues bucales con la propia orina del paciente, tanto de día como de noche. Aunque  es enfermizo por decir lo mínimo, este remedio fue descartado en 1728, demostrándose no ser efectivo y reemplazado por otro tratamiento más adecuado. Con el paso del tiempo, los médicos demostraron que la mejor manera de detener el dolor era limpiar y extirpar el nervio y la pulpa del diente.

Los conductos radiculares son un procedimiento muy común en estos días, ya que ayudan a salvar el diente al eliminar la pulpa muerta o moribunda. La pulpa existe dentro del diente y puede extenderse a un absceso si no se cuida. El tejido de la pulpa se mantiene vivo gracias a los vasos sanguíneos que provienen de la punta de la raíz y viajan a lo largo del conducto radicular hasta el diente.

La caries es la principal razón por la que muere la pulpa del diente. Una vez que la caries ha llegado a la pulpa, seguirá carcomiendo hasta que la pulpa muera. Una vez que muere, las toxinas de la descomposición se liberarán en la punta de la raíz y llegarán hasta la mandíbula. Si no se cuida adecuadamente, la mandíbula puede infectarse, lo que puede provocar la muerte en casos extremos.

Para solucionar este problema, el dentista deberá realizar un tratamiento de conducto. Durante el procedimiento, adormecerá el área y luego perforará un agujero en el diente. Usando varias herramientas y equipos, bajará al interior del diente y raspará los nervios y la pulpa muerta. Este es un procedimiento muy eficaz, aunque también requiere mucho tiempo. En la mayoría de los casos, un tratamiento de conducto puede tardar varias horas, aunque es la única forma de detener la pulpa moribunda y salvar el diente. Aunque puede llevar mucho tiempo, vale la pena cuando evita que le extraigan el diente. Y claro, en Unicare haremos siempre lo mejor por usted y sus dientes.

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